Compartimos los temas vistos, esperando les sirva, principalmente para revisar y completar carpetas !
Biología: Funciones de relación y control en animales. Peces de agua dulce y de agua salada. Regulación de temperatura. Receptores en animales. Funciones en las células. Transporte de sustancias a través de las membranas. Transporte activo y pasivo. Recepción de señales y transducción. Comunicación celular.
Construcción de Ciudadanía: La familia y la tolerancia. Violación de los Derechos Humanos. Derechos civiles.
Educación Artística: Estudio de la figura humana. Observación de modelo. El espacio. Dibujo con elemento geométrico. Intervención y mejora.
Físico-Química: Unión iónica. Unión covalente. Propiedades de los enlaces. Ley de Lavoisier. Ecuaciones Químicas. Balanceo de ecuaciones.
Geografía: Argentina en el modelo agroexportador. Condiciones naturales y el origen de los relieves. Montañas, sierras, mesetas, llanuras. El sistema hidrológico.
Historia: Guerra del Paraguay. Desarrollo industrial en Europa. La historia y los mundiales de fútbol.
Inglés: Condicional. May / May not. Should. Shouldn`t. Vocabulario. Costumbres. Enfermedades.Elaboración de póster, unión de imagen y palabras.Lectura, redacción.
Matemática: Problemas con ecuaciones. Intervalos. Inecuaciones. Ejercicios, actividades, representación, revisión y trabajo integrador
Prácticas del Lenguaje: Cohesión y coherencia. El artículo editorial. El texto de opinión. Argumentación. Carta de Lectores. ¨Los ojos del perro siberiano¨, lectura y análisis de la novela.
miércoles, 2 de julio de 2014
martes, 11 de marzo de 2014
Matemática -Prof. Girasole - Año 2014
LECTURAS PARA EL BLOG
EL HOMBRE QUE CALCULABA
Autor: Malba Tahan es un pseudónimo del verdadero
autor de la obra: Julio César de Mello e Souza (1895-1974), un profesor
brasileño que divulgó las matemáticas en obras deliciosas.
Cuento
III
Donde se narra la singular
aventura de los treinta y cinco camellos que tenían que ser repartidos entre
tres hermanos árabes. Cómo Beremiz Samir, el Hombre que Calculaba, efectuó un
reparto que parecía imposible, dejando plenamente satisfechos a los tres
querellantes. El lucro inesperado que obtuvimos con la transacción.
Hacía pocas horas que viajábamos sin
detenernos cuando nos ocurrió una aventura digna de ser relatada, en la que mi
compañero Beremiz, con gran talento, puso en práctica sus habilidades de eximio
cultivador del Álgebra.
Cerca de un viejo albergue de
caravanas medio abandonado, vimos tres hombres que discutían acaloradamente
junto a un hato de camellos.Entre gritos e improperios, en plena discusión,
braceado como posesos, se oían exclamaciones:
-¡Que no puede ser!
-¡Es un robo!
-¡Pues yo no estoy de acuerdo!
El inteligente Beremiz procuró
informarse de lo que discutían.
-Somos hermanos, explicó el más
viejo, y recibimos como herencia esos 35 camellos. Según la voluntad expresa de
mi padre, me corresponde la mitad, a mi hermano Hamed Namur una tercera parte y
a Harim, el más joven, solo la novena parte. No sabemos, sin embargo, cómo
efectuar la partición y a cada reparto propuesto por uno de nosotros sigue la
negativa de los otros dos. Ninguna de las particiones ensayadas hasta el
momento, nos ha ofrecido un resultado aceptable. Si la mitad de 35 es 17 y
medio, si la tercera parte y también la novena de dicha cantidad tampoco son
exactas ¿cómo proceder a tal partición?
-Muy sencillo, dijo el Hombre que Calculaba.
Yo me comprometo a hacer con justicia ese reparto, mas antes permítanme que una
a esos 35 camellos de la herencia este espléndido animal que nos trajo aquí en
buena hora.
En este punto intervine en la
cuestión. -¿Cómo voy a permitir semejante locura? ¿Cómo vamos a seguir el viaje
si nos quedamos sin el camello?
-No te preocupes, bagdalí, me dijo en
voz baja Beremiz. Sé muy bien lo que estoy haciendo. Cédeme tu camello y verás
a que conclusión llegamos.
Y tal fue el tono de seguridad con
que lo dijo que le entregué sin el menor titubeo mi bello jamal, que,
inmediatamente, pasó a incrementar la cáfila que debía ser repartida entre los
tres herederos.
-Amigos míos, dijo, voy a hacer la
división justa y exacta de los camellos, que como ahora ven son 36.
Y volviéndose hacia el más viejo de
los hermanos, habló así:
-Tendrías que recibir, amigo mío, la
mitad de 35, esto es: 17 y medio. Pues bien, recibirás la mitad de 36 y, por
tanto, 18. Nada tienes que reclamar puesto que sales ganando con esta división.
Y dirigiéndose al segundo heredero,
continuó:
-Y tú, Hamed, tendrías que recibir un
tercio de 35, es decir 11 y poco más. Recibirás un tercio de 36, esto es, 12.
No podrás protestar, pues también tú sales ganando en la división.
Y por fin dijo al más joven:
-Y tú, joven Harim Namur, según la
última voluntad de tu padre, tendrías que recibir una novena parte de 35, o sea
3 camellos y parte del otro. Sin embargo, te daré la novena parte de 36 o sea,
4. Tu ganancia será también notable y bien podrás agradecerme el resultado.
Y concluyó con la mayor seguridad:
-Por esta ventajosa división que a
todos ha favorecido, corresponden 18 camellos al primero, 12 al segundo y 4 al
tercero, lo que da un resultado – 18 + 12 + 4 – de 34 camellos. De los 36 camellos
sobran por tanto dos. Uno, como saben, pertenece al bagdalí, mi amigo y
compañero; otro es justo que me corresponda, por haber resuelto a satisfacción
de todos el complicado problema de la herencia.
-Eres inteligente, extranjero,
exclamó el más viejo de los tres hermanos, y aceptamos tu división con la
seguridad de que fue hecha con justicia y equidad.
Y el astuto Beremiz –el Hombre que
Calculaba- tomó posesión de uno de los más bellos jamales del hato, y me dijo
entregándome por la rienda el animal que me pertenecía: -Ahora podrás, querido
amigo, continuar el viaje en tu camello, manso y seguro. Tengo otro para mi
especial servicio.
Y seguimos camino hacia Bagdad.
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